Entre el 22 y el 28 de junio de 2013 estuve otra vez en el parque Les Écrins, en los Alpes franceses, cerca de la frontera con Italia.
Écrins significa “cofres”. Claro, el lugar está lleno de tesoros, sobre algunos de los cuales logramos posar nuestras manos este año.
De hecho, fue un viaje súper activo, el más fructífero de los que hice hasta ahora a Les Écrins.
Fui con Alex, Zofia y Eric.
Aquí, un resúmen de lo que hicimos (haré un post detallado para cada ascensión que lo amerite):
- La base la montamos en el magnífico camping municipal de Ailefroide (1500m), tras un largo viaje en coche desde Londres.
- Llegamos el sábado 22 por la mañana. Para iniciar la aclimatación, subimos al valle de Clapouse, a unos 2200m. La caminata es muy bonita. Se llega a la base del glaciar de Clapouse y se consigue una bella vista del valle de Ailefroide hacia el noreste, así como del maciso de Pelvoux, hacia el norte. Además, tuvimos la suerte de ver un grupo de chamoix, las cabras montesas de la zona.
- Parcialmente aclimatados, el domingo 23 hicimos la larga ascensión hasta el refugio de Pelvoux (2700m), cargados con el equipo necesario para hacer cumbre al día siguiente. En 3h15m estábamos en el refugio (creo que fue una mejora, porque la última vez me había llevado 4h la misma caminata; tal vez me ayudó hacerla en zapatillas), donde dormimos y comimos.
- A las 3am del lunes 24 nos levantamos e iniciamos la ascensión a la cima del Pelvoux por el couloir de Coolidge (3943m, PD, II). Eric nos contó que hasta mediados del siglo XIX se creía que era la montaña más alta de Francia, aunque luego las mediciones mostraron que la Barre des Écrins era más alta y, además, Francia terminó quedándose con el Mont Blanc, más alto aún. Pero digamos que para el público de 1830, tras mucho esfuerzo -me costó la altura-, conquistamos el pico más alto de Francia. Luego bajamos al camping, a descansar.
- El martes 25, día de “descanso”, nos propusimos con Eric escalar La Fissure D’Ailefroide, por su vía normal (D, 5c max.). Son entre 6 y 8 largos de escalada tradicional que pueden verse claramente desde el camping; una vía escalada por primera vez por el mítico Lionel Terray en torno a 1941, cuya autobiografía tiene el mejor, más certero, título de la historia de la literatura de montaña: Conquistadores de lo Inútil. Conquistar la “inútil” fisura nos llevó varias horas, y diría que lo más “salvaje” fue el descenso por un precario sendero. Pero ya contaré más.
- El miércoles 25, todavía con las piernas cansadas por el día de “descanso”, subimos con Eric al refugio del Glacier Blanc (2542m). Es una caminata preciosa desde el Pré de Madame Carle, no muy larga, de unas 2h, pero algo empinada. Cenamos como si creyéramos que la próxima comida sería en una semana. Y nos fuimos a dormir.
- El plan inicial para el jueves 26 era hacer cumbre en Pointe Cezánne, por recomendación de Alex. Pero tras conversar con la hermana del refugiero, que nos contó que se podía unir esa cumbre con otra, decidimos hacer Pointe Cezánne (3365m) más la travesía al Pic du Glacier d’Arsine (3364m), por la arista que las une (PD, III). Fue una salida excelente, con gran tiempo y buen ritmo, ya aclimatados a la altura. De hecho, en vez de terminar en el Pré de Madame Carle y ver si consguíamos que alguien nos devuelva al camping, decidimos hacer la caminata que une ambos puntos. Una gran idea, porque el recorrido es precioso.
- El viernes 27 nos tocaba partir, pero antes de irnos estuvimos unas horas esclando las placas que están sobre la misma roca que la Fissure d’Ailefroide, a su derecha. Son vías deportivas cortas, de uno o dos largos. Sólo hicimos las de un largo, y no demasiadas, por tiempo. Sólo me acuerdo el nombre de una que hice de primero: Horizontal Limit (4c).
- El sábado 28, habiendo dejado a Eric de camino, Alex, Zofia y yo pasamos por Fontainebleau para dedicar unas 4 horas a “jugar” en los boulders de la zona. La verdad, es adictivo y fue un gran final para un gran viaje. ¡Muy contento!